El cuerpo como territorio de reflexión: así se vivió Contra-exhibiciones de la carne en la BIAM 2025

La Bienal Internacional de Arte de Antioquia (BIAM 2025) acogió el 15 de noviembre, Contra-exhibiciones de la carne, un recorrido performativo que invitó a interpelar la forma en que la sociedad transforma la vida en mercancía y reduce el cuerpo a materia disponible para el consumo. La obra se desarrolló entre el Parque de Artes y Oficios (PAO) de Bello y el antiguo Coltabaco en Medellín, integrando movimiento, paisaje urbano y simbolismo en un acto artístico profundamente crítico y sensible.

La propuesta fue cofinanciada junto con la UNAULA y liderada por la Dra. Margarita María Zapata López, docente, investigadora y directora de la Licenciatura en Educación Artística, siendo una experiencia que buscó abrir espacios de reflexión ética, estética y social desde una mirada contemporánea y humanista.

En 2024, durante un desplazamiento cotidiano por la autopista, la profesora Margarita vivió una epifanía artística: en su mente, los cerdos transportados en un camión se convertían en personas. Esa imagen desencadenó un proceso de reflexión sobre el consumo, la cadena alimenticia, el maltrato animal, la violencia estructural y el lugar del cuerpo en una sociedad marcada por el capitalismo y la explotación de los recursos.

A partir de esa experiencia, emergió su deseo de producir un performance que permitiera interrogar la animalidad que habita en cada persona, y reivindicar una visión posthumanista donde sea posible coexistir con la hermana tierra desde la empatía y el reconocimiento mutuo.

El proyecto fue construyéndose desde preguntas profundas:
¿Por qué subir al camión? ¿Quiénes me acompañan? ¿Qué mueve al cuerpo cuando se expone, se desplaza y se reconoce como parte de una cadena de consumo y sacrificio?

El performance buscó provocar cuestionamientos sobre el género, la identidad, el cuerpo que habitamos, la incertidumbre y el despojo, invitando a desprenderse de las etiquetas sociales, económicas y culturales que nos separan. Al exponerse en un recorrido urbano, la obra confrontó al público con la incomodidad, la fragilidad y la potencia política de la carne como símbolo y realidad.

Contra-exhibiciones de la carne se convirtió en un llamado a mirarnos desde la humanización y la fraternidad, en coherencia con el espíritu Bonaventuriano que nos invita a caminar juntos para transformarnos y transformar nuestro entorno.

Fuente: Facultad de Educación

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