USB Medellín / miércoles, 14 de agosto de 2019 / Categorías: Facultades, Educación, Otros, Deportivos “Somos los arquitectos del nuevo rugby subacuático mundial” “Mi mamá casi se me va viendo la semifinal. Ella se emociona mucho, y ese partido fue muy difícil pues lo ganamos con un gol de oro faltando un minuto para irnos a los penales”. Cuenta el profe Samuel Gaviria mientras recuerda ese partido que le ganaron a la selección danesa, y que les daba el paso a la final donde derrotaron a los noruegos 2 a 0 para coronar a Colombia como campeón del mundial de rugby subacuático el pasado 3 de agosto. Comenta Samuel que luego de ganar ese difícil cotejo a la selección de Dinamarca, se sintió campeón, imaginó en su mente que la final contra Noruega la tenían ganada, pero no por confiado, sino porque sabía de las capacidades de su equipo. Un sentimiento que solo se puede expresar cuando se llevan cuatro años de trabajo y sacrificio diario a doble jornada que ahora tienen a Colombia como el mejor del mundo de este deporte que poco a poco se populariza en el país. Sacrificio no solo físico, sino también logístico, recogiendo fondos para poder viajar con ventas de almuerzos y eventos apoyados por las familias, “porque apoyo del gobierno muy poco, diría nulo”, dice el profe. Nuestro docente de la Licenciatura en Educación Física y Deporte así como de la Tecnología en Entrenamiento Deportivo, hizo parte de los 12 colombianos en la categoría masculina que fueron a la ciudad de Graz en Austria a competir contra las naciones más poderosas en rugby subacuático. No llegaban como favoritos, pues este reconocimiento lo tenía Noruega, quien había sido campeón cuatro años antes en Cali, donde Colombia se ubicó tercera con un “sinsabor” dice Samuel, al perder la semifinal, “pero con la gratitud de ganar el bronce contra los suecos”, agrega el profe. Ahí vieron cerquita la copa, estuvieron a poco. Pero desde ese momento, Samuel y sus compañeros de equipo iniciaron un proceso que culminó con el primer puesto en Austria, eso sin antes diseñar una estrategia y un estilo de juego con el que se han ganado el título de “arquitectos del rugby subacuático”, al crear una forma de juego acorde a las capacidades colombianas. “El rugby es un deporte de contacto, donde la estrategia es muy lineal, es decir, uno se pone detrás del otro y el que más duro pegue y haga un espacio entre la defensa puede hacer un gol. Pero yo no quería eso porque entendía que mis jugadores no pesaban 120 kilos como los jugadores contra los que nos enfrentábamos. Ya por ahí empezamos a replantear las cosas. Por ello, ingeniamos una propuesta que tuviera nuestra identidad, el sabor latino y la dinámica colombiana por la que en un principio nos llamaron locos porque era cambiar lo que ya había en el rugby, pero que ahora nos da el título de arquitectos. Reinventamos este deporte”. Un profe polifacético Samuel practica rugby subacuático desde hace 15 años, aunque antes fue nadador. Dice que se cansó de “contar baldosas” y por eso cuando estudiaba Bioingeniería en la Universidad de Antioquia, vio a unos grandulones que jugaban en la piscina y conoció así al club Orcas, a quienes les pidió que si podía empezar a practicar con ellos. “Desde allí no me he desconectado, ha sido un flechazo a primera vista”. Para él, el agua es especial. Su papá ha sido toda la vida nadador. A los 70 años no sale de las piscinas, lo que influyó en el joven Samuel para seguir en el agua. El profe asegura que es su ambiente, es tranquilidad, pero también caos, una combinación que tiene el rugby subacuático. Por fuera de las piscinas disfruta de ser docente investigador de nuestra Universidad. Se inclina por la investigación y asesora a sus estudiantes con trabajos de grado. Su enfoque es la biomecánica deportiva “y lo que tratamos es optimizar técnicas a partir de análisis que mejoren el rendimiento de los atletas, pero también analizamos a personas con lesiones e investigamos sobre biomecánica preventiva”, explica Samuel. Tiene tres perros que son sus amigos inseparables. Si pudiera llevarlos a los campeonatos serían los primeros en las gradas ladrando por su amigo. Nilo, Dakar y Kenia son los nombres de los pointer alemán que como su dueño tienen energía de sobra para hacer todas las actividades que se propongan. “Me veo en ellos, en esa energía”, indica el profe que es amante a la lectura y que en el momento lee sobre mitología. “Hablando de música, me gusta la clásica: Chopin, Vilvaldi, entre otros compositores. Mis estudiantes dicen que mi oficina parece monasterio con esa música”, (risas). Y como no podía faltar, en su brazo derecho “nada” tranquilo un tiburón de aleta blanca. Un tatuaje que se realizó hace 4 años y que lo identifica con su fortaleza. “La primera vez que vi un tiburón estaba buceando. Pasaban animales grandes y la vida en el arrecife no se inmutaba, pero cuando llegó el tiburón todos se escondieron. Para mí esto fue revelador. Él es el rey del mar”. ¿Y qué nos cuenta de su familia? Pues sus papás lo han apoyado en todo y son artífices de lo que el profe Samuel es ahora. Su esposa también es un gran apoyo, y comprende lo que es la vida en pareja con un hombre que hace miles de cosas y que tiene un tiempo limitado. Además, agradece a la Universidad de San Buenaventura por permitirle tiempo para entrenar, viajar y representar al país en las diferentes competencias. Campeones, pero con más responsabilidades El entrenador y jugador de rugby subacuático expone que fue importante ganar el campeonato mundial porque posiciona a nuestro país en nuevas disciplinas deportivas y además “Colombia cada vez más suena en el mundo por este tipo de hazañas, no por el pasado violento. Para mí es mostrarle al mundo que no somos ese pasado y que, así como le hacemos a los deportes tradicionales, también estamos presentes en deportes como el rugby subacuático que son igual de importantes. Somos tan profesionales como un jugador de fútbol u otros deportistas. Además, la Confederación confía en nosotros y nos puede dar campeonatos a futuro. Estamos haciendo país”. Estos triunfos también traen nuevos jóvenes que desean practicar el rugby subacuático. Regularmente, indica Gaviria, este deporte se alimenta de ex, es decir, exnadadores, exclavadistas, expolistas. Pero ahora, cada vez más llegan futuros jugadores de rugby subacuático sin ninguna experiencia anterior. “Nuestra modalidad ya tiene un renombre, además, tenemos semilleros en la Liga. Yo siempre he creído en los jóvenes, hay que vincularlos, que ganen experiencia”. No olvida al club Aguamalas de nuestra Universidad. Que por ahora es recreativo-formativo, pero que va en crecimiento. “Tiene grandes posibilidades de crecer, deben definir sus objetivos como club y así conocer sus metas. Es muy válido lo que están realizando”, añade el docente. El futuro La próxima gran competencia en la que participará nuestro campeón será el mundial de clubes que se hará en Alemania en noviembre. El año pasado lo ganó con el club Orcas de la Universidad de Antioquia y espera repetir podio. A futuro, Samuel desea ratificar lo que hizo con sus compañeros en Graz y que Colombia suene por muchos años como el mejor equipo de rugby subacuático. “Lo primero que hice el domingo al llegar a Medellín fue repetirme los partidos para seguir mejorando. Ya tengo muchas ideas”, dice el docente quien de nuevo agradece a sus papás, su esposa, las familias de sus compañeros y a la Universidad de San Buenaventura que les apoyaron para ser lo que son ahora: los arquitectos del nuevo rugby subacuático mundial. Fuente: Unidad de Comunicaciones y Protocolo. Fotos: Cortesía Alejandro Arango. Print 8223 Calificar este artículo 4.5 Etiquetas: Universidad USB USBMed Nuevo san buenaventura Somos arquitectos rugby subacuático mundial