Hace más de 20 años el tablero y la tiza, junto a los libros y las enciclopedias, eran los mejores aliados de los docentes; pero hoy, la educación ha evolucionado y se piensa desde la tecnología para llegar a una generación que se volvió muy visual y auditiva. Precisamente, Carlos Arturo Castro Castro, docente investigador de la Facultad de Ingenierías, trabaja desde hace varios meses el proyecto ‘Desarrollo de contenidos de aprendizaje activo mediante el uso de tecnologías inmersivas con aplicación a ingenierías y a población con TEA’, en el que no solo busca alternativas de enseñanza, sino que espera hacerlo con estudiantes que tienen Trastorno del Espectro Autista –TEA-.