Exaltamos la labor de nuestros maestros Bonaventurianos
Cuando el agradecimiento es grande, las palabras son pocas para expresar lo importante que son en nuestras vidas. Más que un profesor, se convierten en un guía, amigo y maestro, cuyo legado perpetuamos a lo largo de la existencia.
Gracias por permitir que aprendamos de ti
“profe” y por hacer de las generaciones que formas, mejores seres humanos. Gracias por ser un maestro del conocimiento y por acrecentar los valores en tus estudiantes. Gracias porque además de enseñar, te preocupas por formar y, como alfarero, moldeas a cada alumno para proyectarlo en la sociedad.
¡Nos has enseñado, nos has inspirado!
Desde la Seccional Medellín exaltamos y agradecemos la labor de los profesores Bonaventurianos. Es esta edición especial, dedicamos un homenaje a algunos profesores, en representación de las seis facultades.
Elegí ser maestra porque desde pequeña comprendí que la educación es una ventana para abrirnos a nuevos mundos;
mundos del conocimiento, de comprender mejor a los otros y de crear oportunidades y posibilidades de transformación.
Lo más significativo han sido aquellos momentos en que, sin mediar interés alguno ni una acción específica,
un estudiante se acerca o envía un mensaje dando las gracias. Esas “gracias” me reconfirma la importancia
de la educación y de comprender que más que profesores y maestros, somos educadores y eso va más allá
del espacio físico de una Institución Educativa.
Desde una edad muy temprana, a los 5 años, sentí una gran emoción por enseñarle a los demás.
Mis padres me inculcaron el amor por la educación, el amor por servir, de forma desinteresada y amable;
desde entonces, no he cesado de enseñar y servir al prójimo, esa es mi máxima prioridad.
Lo más significativo que he vivido, en el marco de la enseñanza universitaria, ha sido contemplar la manera
como nuestros estudiantes adquieren de forma guiada, competencias técnicas y humanas; es maravilloso
ver cómo cambia su perspectiva de la realidad en la medida en que avanzan en su proceso de formación profesional.
No creo haber elegido ser docente, pero, al terminar mi proceso de formación sentí una necesidad de devolver de alguna
manera lo que había aprendido; el tiempo me ha mantenido en esa dinámica de compartir conocimiento y, paralelamente,
de aprender de los procesos, de los estudiantes, de la Universidad y de los otros docentes.
Es difícil hablar de algo especialmente significativo en cuanto a mi profesión, ya que todo me parece relevante, pero creo
que dos cosas han sido muy especiales: hace algunos años, tuve la oportunidad de participar en un proceso de urbanismo,
mediante el cual realicé intervenciones sobre grandes áreas de la ciudad, esta es una oportunidad que pocas veces ocurre
y siento que fui muy afortunado de participar en este ejercicio. Por otra parte, siempre procuro estar en espacios laborales
donde aprenda contantemente y, hasta la fecha, eso ha sido siempre posible, lo cual me parece también muy significativo.
Elegí ser maestra porque me gusta ayudar, enseñar, aprender y, sobre todo, ser útil a la sociedad; siempre me ha apasionado
servir a los demás y, que mejor manera de hacerlo que mediante el aprendizaje en el aula de clase; me gusta pensar que estoy
aportando algo importante para el futuro de mis estudiantes, que los estoy ayudando a construir bases sólidas desde su ser
personal y profesional.
Lo más significativo de esta profesión ha sido el trabajo como docente y coordinadora del Consultorio Jurídico y Centro de
Conciliación, donde he podido trabajar de cerca con población vulnerable, ayudando a solucionar y darle manejo a sus
necesidades;también es muy significativo encontrarme con mensajes de agradecimiento y manifestaciones de orgullo
y admiración por parte de quienes son y fueron mis estudiantes.
No sabría decir si elegí la profesión docente o la vida misma fue poniéndome en contacto con experiencias educativas que
luego fui poniendo en diálogo con otros/as en espacios de formación escolar y universitaria.
Hoy día, desempeñarme como profesora, me implica una reflexión por los cambios continuos a los que estamos abocados
a lo largo de la vida, la sensibilidad que nos es reclamada en los contextos en los que nos desempeñamos en la academia
y en la vida misma, en relaciones complejas, que nos fuerzan a movernos de los lugares comunes e invitan a afinar una
mirada en lo múltiple. Así, ser profesora me ha implicado una suerte de reconciliación con mi propio trabajo, pues las
cosas cambian, todas, más de una vez.
Inicialmente porque es una labor en la cual te pagan por aprender, y en el día a día porque soy consciente de la responsabilidad
social que ello implica con el reto constante de fomentar en y con los estudiantes la sed de conocimiento, el respeto
y la coherencia entre lo que somos y lo que hacemos como profesionales en pro del bienestar del ser humano y la sociedad.
El vivenciar constante de la
"metamorfosis de los estudiantes"; es un disfrute evidenciar la madurez que asumen, la manera
en la cual se empoderan de sus procesos y lo mucho que me enseñan en cada reencuentro en su formación al final de carrera,
en un posgrado o en su campo de actuación.
Fuente: Boletín Hay Noticia